Esta Web utiliza cookies propias y de terceros para mejorar tu experiencia de navegación y realizar tareas de análisis. Política de Cookies.

Whatsapp y yo

Uno de mis propósitos para este nuevo año es estar menos enganchada a las redes sociales, y sobre todo a whatsapp.

Estas Navidades mi teléfono echaba humo, por el tiempo que he pasado mandando, recibiendo, leyendo y reenviando mensajes a mis amigos y amigas, familia, conocidos y conocidas.

Puedo contar por decenas los que tengo almacenados en la carpeta “imágenes” de mi móvil, como “Feliz Navidad” “Feliz Año 2014” “Cómete las uvas en compañía de tus seres queridos”
Un día cualquiera, nada más levantarme, sin apenas poder despegar todavía los ojos llenos de legañas, lo primero que hago, y seguro que muchos de vosotros también hace, es mirar el móvil a ver si ha entrado algún mensaje madrugador nuevo, del tipo “feliz viernes” o “que pases un día maravilloso”, o si alguien mandó alguno a última hora de la noche y que ya no leí, como “buenas noches a todas las mujeres bellas” o “que tengas dulces sueños”, acompañado de una foto de un bombero en calzoncillos con una rosa en las manos.
¿Quién no se ha visto con el móvil en una mano y con la otra conduciendo, haciendo la cena, bañando al niño, limpiando el baño o planchando? Aunque a muchas nos cueste reconocerlo, es cierto y real como la vida misma. O ¿quién de nosotras no está muchas veces inmersa en una interesante conversación con sus amigas del grupo “las divinas”, “las santas” o “amigas para siempre” mientras a lo lejos se oye la voz de un niño diciendo: “mami, límpiame que he hecho caca” o “ven mami, que no puedo hacer los deberes si no me ayudas” y a ti te fastidia un montón dejar el chat ahora que está tan divertido, y piensas ¡qué niño más pesado!
Yo lo siento mucho, pero me voy a ir quitando del whatsapp. Como los que quieren dejar de fumar, que se van quitando cigarrillos del día y sólo se fuman los de después del café del desayuno o de después de comer, o el del cubata con los amigos un sábado por la noche. 
Tengo un grupo de amigas a las que les ha sentado fatal que les haya pedido disculpas si no contesto inmediatamente a sus mensajes. Se lo han tomado tan mal que hasta ¡me echaron del grupo! Luego les tuve que pedir disculpas por quererme desenganchar del whatsapp, y me readmitieron de nuevo en el grupo, aunque sin mucha emoción. Si, ya sé que suena un poco rara esta historia de mis amigas, pero es real, os lo aseguro. Como dice mi marido, ¡qué raras sois las mujeres! 
Bueno, les he prometido a mis niños que no voy a estar tanto rato con el móvil en la mano; a cambio ellos me han prometido no estar tanto tiempo jugando con la tablet. No sé quién va a aguantar más, si ellos o yo. Ya os contaré. Pero nada de whatsapp, os lo cuento por en esta web

No tienes permisos para enviar comentarios. Sólo usuarios registrados. Regístrate.

Otros artículos relacionado que te pueden interesar

Quieres publicar o comunicarnos
un próximo evento
para publicarlo en ALCALÁ Y LOS NIÑOS
Rellena nuestro formulario
Colabora con nosotros
Si eres un profesional en tu sector
tu opinión nos interesa en
ALCALÁ Y LOS NIÑOS
Rellena nuestro formulario