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Días de comunión

Desde que ha empezado mayo, noto que me cuesta dormirme por las noches.

Me acuesto ya tarde y aunque estoy cansada del trote de todo el día, empiezo a pensar en unas cosas y otras y ¡adiós sueño! Alguno se preguntará qué puede estar ocurriendo para que una persona como yo, que duerme como las marmotas ,no concilie el sueño fácilmente; pues la operación es sencilla: “hijo de 9 años” más “mes de mayo” igual a “COMUNIÓN”.
Ya lo he pasado antes con mi niño mayor y por eso sé que hay vida después de esto, pero saberlo no evita que los nervios vayan en aumento a medida que se acerca el día.
Es como una boda pero en pequeñito: los trajes del niño, del hermano, del padre y de la madre, la peluquería, la comida, los regalos, las fotos, en fin, ya os digo, igual que en las bodas. El desembolso no es tan grande pero sí es significativo. Lo bueno de las bodas es que algo de lo que inviertes, lo recuperas con “los sobres” que los familiares y amigos te entregan, pero en las comuniones sabes que en lugar de sobre, tendrás una tablet, Nintendo, un reloj o una Nancy de comunión; en mi caso ni eso, porque, que yo sepa, aún no han inventado el “novio de Nancy” de comunión ¡qué injusto!
Bueno, luego te lo pasas bien. Ves que tu hijo disfruta y se ilusiona con los regalos que le hacen, los abuelos están contentos porque su nieto hace la 1ªcomunión, los tíos, tías, primos y primas se ponen las botas con la comida que les has preparado, y todos compartimos un día inolvidable.
Pero la que más a va disfrutar voy a ser yo, pensando en lo que he superado y ya voy a dejar atrás: tres largos años de catequesis, que más que catequesis es otra extraescolar añadida. No me arrepiento; como dice el padre de la criatura, yo me lo he buscado, por empeñarme en que el niño haga la comunión; pero después de estos años, reconozco que no lo voy a echar de menos.
Ya queda menos para el día señalado. Se acerca poco a poco la hora del evento y todo está preparado. A ver si hoy puedo dormir por fin como a mí me gusta: ¡a pierna suelta!

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